lunes, 1 de junio de 2015

Hoy II

Basta de escribir poemas estúpidos y sin esfuerzo. Quiero hablar de hoy, y de que todo eso me hacía falta.
El día anterior acompañé a una amiga a una peluquería y en el recorrido que realizamos debido al extenso tiempo que nos quedaba por esperar, me contó sobre su día anterior, sobre que se encontró con unos amigos (los cuales conozco pero nunca hablamos mucho) y entre palabras y suspensos, me ofreció conocerlos bien, yo sin duda acepté, pero mi cabeza pensaba, "claro, si, pero probablemente se junten la semana que viene o quizás la que le sigue", y mi cerebrito iba maquinando historias, queriendo llegar a la conclusión de que era seguro que nos íbamos a reunir en un futuro un poco lejano y en donde tal vez no iba a tener ganas de asistir.
Hoy, me dije a mi misma, "bueno, no tenés nada que hacer para el colegio, una siesta no le hace mal a nadie, y recompensar las horas de sueño ausentes, menos". Así que dormí por unos minutos. Desperté con el llamado de mi mamá, explicándome que mi amiga estaba en el teléfono fijo esperando a comunicarnos. Para mi sorpresa todo el viaje en mi mente sobre esa juntada lejana era completamente errónea, su llamado inesperado, mi sueño producto a una siesta poco común y mi sorpresa parte alegría me impactó.
Fue entonces que fuimos a la casa de ese chico, el cual recién se despertaba de un siesta. Estábamos ahí y yo, piedra, dura, inútil, no sabía que tenía que hacer. Nos encaminamos hacia la casa de otro amigo en común y nos dirigimos a la panadería, compramos creo, 40 pesos de bizcochos criollos, y regresamos a la casa del primer chico. 
Incómoda, atónita e indecisa, ayudé a mi amiga a trasportar una mesa hacia otra habitación, tomamos mates e ingerimos  menos de la mitad de la inmensa bolsa de bizcochitos. 
Como en un intento de probar mis gustos musicales (yo lo sentí así) tarareé  bastantes canciones, supe que estaba bueno y me sentí incluida. Después de todo, mi amiga y el dueño  de la casa, se perseguían, reían, mordían y cosquilleaban entre sí, ellos no eran nada, pero parecía lo contrario. Yo me quedé con el otro chico que cebaba mates. Él me agrada, bueno, en realidad los dos, pero yo sentía como que no le caía bien.
Mas tarde, el otro chico agarró mi celular, entonces yo busqué el de él, sonsa, simplemente contemplaba su música, pero él chusmeaba mis fotos, en indirectas sin sentimientos me dijo que era linda, aunque para mí no significaba nada, pese a que él parecía tener algo con mi amiga y otra amiga también había tenido algo con él. 
No sé cómo pasó pero me hablaron de animes, y al único que yo había visto, (cuya razón fue que la persona que me lo recomendó me gustaba) lo desconocían. Les conté que quise ver otros dos, y vi como se emocionaron, por decirlo de alguna forma. Si nos hubiéramos conocido en otro momento de mi vida, seguro que ahora estaría viendo el primer capítulo de uno que me recomendaron, pero no puedo.
Y simplemente el tiempo pasó, los fui queriendo un poco más y me sentí contenta. Muchas boludeces, bullying, disfraces, fotos y giladas. Ojalá que todo esto dure más de lo que creo.

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